Nacido como Antonio Allegri, sin embargo, fue conocido como Il Correggio, apodo relacionado con su ciudad natal. Sus primeros años son difíciles de reconstruir; aunque se admite que pudo haberse formado en Mantua, donde tuvo contacto con la obra de Mantegna y Costa, cuyas trazas se aprecian en su estilo, o en Módena, con el pintor Francesco de’ Bianchi Ferrari. La Virgen de san Francisco, de 1514-1515, conservada en la Gemäldegalerie de Dresde, es su primera obra documentada; en ella confluyen las influencias de Mantegna y Leonardo da Vinci.

Se piensa que entre 1518 y 1519 Correggio pudo visitar Roma, aunque este viaje no está documentado. En 1519 se instaló en Parma, donde pasó la mayor parte de la década siguiente. Sus obras más famosas de esta etapa son los frescos que realizó en San Giovanni Evangelista, entre los que destaca, por su grandiosidad, la decoración de la cúpula con La visión del san Juan en Patmos. Gracias a la enorme aceptación que tuvieron las pinturas de San Giovanni, Correggio recibió, en 1522, el encargo de decorar la cúpula, el ábside y la bóveda del coro de la catedral de Parma. Sin embargo, sólo ejecutó la cúpula, finalizándola en 1530, en la que representó La Asunción de la Virgen. Regresó a su ciudad natal en 1530, donde permaneció hasta su muerte, cuatro años más tarde. Los encargos principales de sus últimos años fueron de tema mitológico y entre ellos destacan: Dánae (Roma, Galleria Borghese), Leda (Berlín, Gemäldegalerie), Ganímedes e Io (Viena, Kunsthistorisches Museum), obras todas ellas de una gran sofisticación y sensualidad.

Correggio es uno de los pintores más importantes del siglo XVI, sin embargo, la gran reputación que tuvo su pintura la adquirió póstumamente. Es uno de los artistas del Cinquecento que más influyó en el barroco, extendiéndose su huella hasta el siglo XVII.

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