La exposición consiste en un recorrido por la génesis y desarrollo del arte ruso de vanguardia durante el primer tercio del siglo XX. El recorrido parte de la búsqueda, a comienzos de siglo, de un nuevo arte nacional basado en las tradiciones populares rusas. Un segundo apartado está dedicado a los primeros intentos por entroncar con el arte internacional europeo, principalmente con el Futurismo. Más adelante se analiza la trayectoria de artistas fuertemente personales como Chagall, Kandinsky o Filonov. La muestra prosigue con la abstracción organicista de los años de posguerra. Finalmente, el capítulo más extenso está dedicado al afán de superar el arte tradicional y de convertirlo en una forma de construcción del hombre nuevo, recurriendo a medios tan diversos como la pintura, la escultura, la fotografía o el arte de la propaganda.