Joachim Patinir está considerado, en la primera mitad del siglo XVI, el gran precursor del paisaje como género autónomo, hecho que se desarrollaría definitivamente en el siglo XVII. En su producción las figuras ocupan un lugar secundario, aunque son las encargadas de desvelarnos el tema de la obra en cuestión. En sus fondos se observa la influencia Jan van Eyck, Gerard David y el Bosco. En esta tabla Patinir ha elegido un formato horizontal, que se ajusta mejor a sus necesidades compositivas, situando a la Virgen con el Niño en primer término mientras san José se localiza entre los árboles que aparecen detrás. El resto del panel lo ocupa el paisaje construido mediante franjas horizontales, que son interrumpidas por elementos verticales, como los árboles, y que Patinir ha realizado con un punto de vista alto. Este mismo fondo se ha repetido en otra pintura, perteneciente al Boijmans-Van Beuningen Museum de Rotterdam y en una obra de Joos van Cleve, de la Walker Art Gallery de Liverpool.

 

A Joachim Patinir se le considera el precursor de un género que empezó a desarrollarse en el siglo XVI, pero que consiguió su independencia en el XVII: el paisaje. Sobre la educación artística de Patinir se sabe poco; el primer dato que se conoce es de 1515, cuando, ya como maestro, está registrado en el gremio correspondiente de la ciudad de Amberes. Paralelismos entre su obra y la de Gerard David han llevado a pensar que el artista pudo formarse en Brujas, en el entorno del pintor de Oudewater. Durero, durante su viaje a los Países Bajos en 1520-1521, conoció a Patinir y visitó su taller en Amberes, donde, según parece, tenía ayudantes, y lo calificó como un buen pintor de paisajes.

Esta tabla, que lleva en la colección Thyssen-Bornemisza desde 1930, perteneció a la colección berlinesa de Richard von Kaufmann, donde estuvo en 1902. En ese mismo año participó en una exposición en Brujas dedicada a los primitivos flamencos, siendo objeto en el catálogo de su primer comentario. La siguiente noticia sobre la pintura fue su subasta en Berlín, en la casa Paul Cassirer y Hugo Helbing, en 1917. Tras esta subasta la tabla continuó en Berlín, con Eduard Simon como propietario. En 1929 fue de nuevo subastada, junto con otras piezas de la colección Simon, presentándose ya, al año siguiente, en la exposición de la Neue Pinakothek como una obra de la colección Thyssen-Bornemisza.

Joachim Patinir tiene un catálogo no muy extenso, ya que se le han asignado unas veinte obras de las que sólo cinco están firmadas. Esta tabla sigue el esquema habitual que el pintor utilizó para sus representaciones, en las que el verdadero protagonista de la pintura es el paisaje, mientras que las figuras, por sus dimensiones, entran dentro de la órbita de los elementos secundarios. Los temas de sus óleos son religiosos y en ellos seleccionó rigurosamente los pasajes para localizarlos en grandes superficies naturales. Así, entre sus episodios preferidos encontramos el Bautismo de Cristo, san Jerónimo, las tentaciones de san Antonio, san Cristóbal con el Niño o el descanso en la huida a Egipto, como es el caso que nos ocupa.

Patinir ha elegido para presentar esta composición un soporte horizontal que se adapta mejor a sus propósitos. En él dibuja un paisaje en el que ha insertado, en el centro, al lado de una fuente, a la Virgen con el Niño. Este grupo, que descansa de la fatiga del camino, ha dejado sobre el suelo enseres del viaje, como la cesta de mimbre, unas alforjas y un rústico cayado, y tiene como fondo una frondosa pantalla de árboles entre cuyo ramaje descubrimos a un laborioso san José en busca de alimento. La suave colina que sirve de plataforma a las figuras se completa, a la izquierda, con una extensa vista donde Patinir, con un punto de vista elevado, nos transporta a tierras de suaves laderas atravesadas por un río. Sin embargo, a la derecha, esta naturaleza se adapta más al hombre y se presenta con una fortificación en lo alto de una montaña y algunas edificaciones entre las frondosas arboledas. Patinir, como se aprecia en el lateral izquierdo de la tabla, construye sus paisajes horizontalmente, con franjas que interrumpe con elementos verticales que emergen de la tierra, como peñascos o árboles.

La pintura fue fechada por Baldass en una etapa temprana; Koch la modificó y propuso la datación hacia 1515-1516, que fue aceptada por Eisler, datación recientemente actualizada. Fragmentos de este paisaje se han detectado en varias pinturas, entre ellas en una tabla en el Boijmans-Van Beuningen Museum de Rotterdam y en una obra de Joos van Cleve, donde se representa a una Virgen con el Niño entre ángeles, de la Walker Art Gallery de Liverpool. En este óleo, a ambos lados del trono de María, se repiten las dos secuencias de naturaleza que encontramos en la tabla del Museo Thyssen-Bornemisza a los lados de la arboleda central. De la composición también se han mencionado dos copias en colecciones privadas.

Mar Borobia

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