Por Inés Alberdi. Comentarios a las obras redactados por los departamentos de Pintura Antigua y Pintura Moderna


Las imágenes de mujeres leyendo, o teniendo un libro entre sus manos, son muy frecuentes en la pintura europea desde el Renacimiento. El libro conlleva una carga simbólica de estatus, conocimiento y distinción.

Este recorrido señala obras que contienen esta imagen, dividiéndolas en tres: retratos renacentistas, escenas de la anunciación y mujeres leyendo en el siglo XIX y el XX.

Imágenes de la Anunciación.
La anunciación es el episodio de la vida de la Virgen María en que el arcángel Gabriel le anuncia que va a ser madre de Jesús y donde, con frecuencia, se la representa con un libro en sus manos. Los libros son a la vez símbolo de elegancia y de piedad. La lectura da un contenido humanista a la idealización de María como una mujer excelente.

La imagen de una joven leyendo, a partir de esta iconografía de la Virgen en la anunciación, evoca un aire de piedad y virtud, pero también de autonomía, con tiempo libre y personal. Y, como consecuencia de ello, una visión positiva de la educación femenina. La iconografía de la anunciación es contradictoria: en las palabras de la joven se subraya la sumisión y la humildad, pero, a la vez, la presencia de un libro en sus manos ofrece una idea de superioridad y capacidad intelectual.

Retratos del Renacimiento.
En los retratos de damas con libros se advierte el carácter de elegancia que otorga la cultura y el enorme peso que la sociedad otorga al saber. Solo una minoría de mujeres recibía educación y sin embargo son frecuentes los retratos de mujeres acompañadas de libros. El libro era infrecuente y se usa como rasgo de distinción.

En los retratos holandeses del XVII de los burgueses enriquecidos por el comercio aparecen frecuentemente mujeres leyendo. El libro tiene un valor simbólico porque añade al perfil individual de las retratadas la elevación intelectual y la distinción del saber.

Mujeres leyendo en el siglo XIX y el XX.
A lo largo de los siglos XIX y XX en los países europeos el desarrollo económico y la urbanización coinciden con el aumento de las clases medias y de la cultura de estas. Las mujeres acceden a la educación en mucha mayor medida y los artistas van a tener en cuenta a esas nuevas clases medias ilustradas. El reflejo artístico de este auge de la cultura y educación femeninas es el incremento de imágenes de mujeres leyendo. La pintura se democratiza en cuanto a sus modelos y se multiplican los retratos de mujeres de clase media.

Numerosas obras pictóricas reflejan a las mujeres en su vida cotidiana. Y una de las actividades que se elige para significar la vida diaria de las mujeres es la lectura. La actitud de estar leyendo se convierte en una forma de posar relativamente a la moda. La cultura pasa a ser un valor de la clase media. La distinción se sigue asociando con la educación y los retratos de mujeres con libros suponen una forma de señalar esa distinción intelectual.

Obras del recorrido