Nueva cultura de la Tierra

Nueva cultura de la Tierra es una propuesta del Área de Educación de Ecologistas en Acción que se articula alrededor de 6+1 ideas clave interrelacionadas entre sí, para adecuar nuestra sociedad a los límites de la Tierra y asegurar vidas dignas a todas las personas, así como la de las generaciones futuras. Se trata de una propuesta integradora, resultado de un diagnóstico riguroso de la situación de translimitación actual, que hace propuestas renovadoras para revisar las “gafas” con las que miramos la realidad.
Para avanzar en un cambio cultural que ponga en el centro la vida, contamos con variados instrumentos que sirven para activar emociones positivas y vínculos que constituyen una esperanza activa. Entre ellas, el arte tiene un papel central en la construcción de nuevos imaginarios que nos reconecten con la naturaleza y generen empatía hacia todos los seres vivientes del planeta, incluidos los seres humanos.
Por ello, te invitamos a un recorrido para descubrir las 6+1 ideas de Nueva cultura de la Tierra, inspiradas en las emociones y en la admiración que nos despiertan siete obras de la colección permanente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ¿te sumas al cambio cultural?
Comienza en la segunda planta
En el plano puedes ver destacadas las salas donde se encuentran las obras del recorrido.

Vaso chino con flores, conchas e insectos
Idea 1: Conservar la biodiversidad.
Balthasar van der Ast fue un artista especializado en pintura de flores y sus composiciones siguen el estilo de su maestro, Ambrosius Bosschaert, aunque tratados de una forma más delicada, con un trazo minucioso.
El bodegón Vaso chino con flores, conchas e insectos (1628), muestra un jarrón de estilo oriental, decorado con pájaros y plantas, con un colorido ramo de flores de variadas especies. Llama la atención la presencia en la obra de pequeños invertebrados, como una abeja que parece libar una de las flores, una mosca, mariposas, una oruga o un caracol, y un lagarto que completa la composición. Una obra de “naturaleza muerta” que está muy viva.
La belleza y minuciosidad de la pintura nos permite mirar la obra con las gafas de la ecodependencia, término que alude a la necesidad que tenemos los seres humanos de la naturaleza para subsistir. Cada especie desarrolla un papel en la trama de la vida, nadie sobra, nadie falta, como ocurre con todos los instrumentos de una orquesta sinfónica tocando al unísono.
Así, gracias a la fotosíntesis que realizan las plantas respiramos en oxígeno que necesitamos y se sintetiza la materia viva base de las cadenas de alimentación; los insectos polinizadores facilitan la reproducción de las plantas (incluidos parte de los vegetales que nos alimentan) y, hasta las inquietas moscas, tienen un papel relevante en la descomposición de la materia orgánica y el cierre de ciclos. Hemos de admirar y agradecer a la biodiversidad sus interrelaciones y comprender el papel de cada una de las especies en el mantenimiento del conjunto de la biosfera.
Nuestras sociedades tecnologizadas olvidan que somos una especie más y que estamos rompiendo los vínculos con la red de seres vivos que permiten nuestra existencia. Las investigaciones científicas nos alertan de que estamos en la Sexta Gran Extinción, la anterior, la quinta, fue la que supuso la desaparición de los famosos dinosaurios y dio paso a la extensión de los mamíferos, sin embargo, en este momento de la historia de la vida en la Tierra la causa no es un meteorito, sino que se trata de la acción humana.
Por ello, es imprescindible volver a sentirnos parte de la naturaleza y propiciar vivir en armonía con el resto de las especies. Hemos de entender que somos ecodependientes y superar la idea del ser humano como cúspide de la evolución, combatir nuestra prepotencia y comprender que la salida a la crisis ecológica pasa por favorecer las relaciones de simbiosis y cooperación que hoy en día mantienen la complejidad de la vida.

El tamborilero desobediente
Idea 2: Poner la vida en el centro.
Nicolaes Maes se inició en la pintura en su ciudad natal (Dordrecht), completando su formación artística en el taller de Rembrandt. Durante sus primeros años se centró en pinturas religiosas, mitológicas y escenas de interiores, dedicándose después casi exclusivamente al retrato, género en el que alcanzó gran fama.
El tamborilero desobediente (hacia 1655) refleja una escena de la vida doméstica: muestra una madre que ha tenido que regañar a su hijo para evitar que con el ruido del tambor despierte al bebé que duerme en la cuna. La mujer está cosiendo, una imagen recurrente en la pintura holandesa de interiores. Los personajes corresponden a la familia del artista, incluso el propio Maes se refleja en el espejo de la pared.
Esta escena representa con nitidez las tareas de cuidados realizadas por las mujeres en la época, tanto las relacionadas con la educación y los cuidados, como las de carácter doméstico, así como el hecho de que su actividad estuviese relegada al ámbito privado y por lo tanto no fuera valorada.
Podríamos pensar que esta distribución de roles de género corresponde al pasado, sin embargo, sin negar los avances producidos, todos los estudios sobre los tiempos dedicados a las tareas de cuidados muestran una menor corresponsabilidad por parte de los hombres, lo que supone que las mujeres tengan agotadoras jornadas diarias y una gran “carga emocional”. Además, las tareas de cuidados en muchas ocasiones las llevan a cabo mujeres migrantes en situación de precariedad.
Los seres humanos somos seres interdependientes, habitamos cuerpos vulnerables que necesitan de cuidados, que enferman, que pasan por malos momentos emocionales, que envejecen, etc. Es imprescindible valorar los cuidados y buscar su corresponsabilidad según el momento vital de cada persona.
Tenemos que asegurar la resolución de las necesidades básicas de todas las personas, con vidas plenas y dignas de ser vividas dentro de los límites ecológicos. Así como facilitar una cultura de paz, que apueste por la resolución no violenta de conflictos, y que acentúe la cooperación sobre la competición.
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El bosque de Marly
Idea 3: Cerrar los ciclos de materiales.
Camille Pissarro, nacido en la isla antillana de Santo Tomás, se trasladó a París para estudiar en la Académie Suisse, aquí conoció a los pintores impresionistas más importantes de la época, como Delacroix, Corot, Monet o Renoir. También desempeñó un activo papel en la organización de exposiciones impresionistas, con artistas como Cézanne y Gauguin.
Fue un artista de paisajes rurales y naturales, como el Bosque de Marly (1871), en el que pinta un camino del bosque del Château de Marly. En esta obra Pissarro utiliza una técnica de pequeños toques de pincel con los que consigue captar la luz entre las hojas de los árboles, introduciéndonos en un bosque otoñal esplendoroso.
Os proponemos ahora mirar el cuadro con los ojos de la ecodependencia. Pensemos en algunos procesos naturales que acontecen en su interior, como la hojarasca caída de los árboles de la que dan cuenta una multitud de microorganismos, hongos e invertebrados del suelo para convertirla en nutrientes esenciales para el mantenimiento del conjunto del ecosistema. Sigamos el camino de un escarabajo pelotero rodando su bola de excremento o el serpentear de la lombriz, gran tuneladora, en el interior del suelo. Imaginemos la maravillosa simbiosis entre las raíces de las plantas y hongos (micorrizas), que constituyen un sistema de comunicación subterránea cuya misión es el mantenimiento del conjunto del bosque. Agradezcamos su labor, dependemos de ella, aunque todo ello transcurra al margen de nuestra mirada.
El residuo es un invento humano: estamos llenado el planeta de gases, vertidos tóxicos y basuras contaminantes. La naturaleza, es una gran maestra en el cierre de ciclos, con tasas de reciclaje de más del 99%. Para ello cuenta con los seres vivos, sobre todo bacterias, que depuran el agua y hacen circular los elementos (carbono, nitrógeno, fósforo) a escala planetaria.
Hemos de frenar drásticamente la generación de residuos, especialmente aquellos para que no son biodegradables, como los pesticidas, los plásticos o los residuos nucleares, así como prolongar la vida útil de nuestras cosas, combatir la obsolescencia tecnológica, las modas efímeras y los objetos de usar y tirar.
Tenemos que abandonar la linealidad del proceso productivo actual que genera residuos a lo largo de toda la cadena y sustituirla por procesos circulares basados en la suficiencia, cercanía, lentitud y reintegración de la parte orgánica en los ecosistemas.

Metrópolis
Idea 4: Decrecer en la esfera material y energética.
George Grosz fue un pintor implicado ideológicamente con el tiempo que le tocó vivir, las dos guerras mundiales y el auge del nazismo. Metrópolis (1916-1917), obra pintada en Berlín en estilo expresionista usando recursos del cubismo e influido por pintores futuristas, muestra el interés del autor por la rápida transformación de las urbes desde una mirada crítica.
La pintura nos transmite una ciudad casi apocalíptica, convulsa, aglomerada, caótica, hacinada y de un individualismo exacerbado. Los personajes, hombres casi todos ellos, con rostros desfigurados y superpuestos unos a otros, parecen caminar hacia estilos de vida que reflejan una sociedad en decadencia. Los neones de los edificios dan cuenta de la evolución de las urbes como espacios de consumismo y mercantilización creciente, y una bandera de Estados Unidos es símbolo de su hegemonía económica y cultural. Envuelve la escena una atmósfera rojiza, sin vida, en la que la luz natural parece abrirse paso con dificultad.
Una ciudad sobrepasada, una ciudad al margen de las leyes de funcionamiento de la vida que nos conecta con el momento de translimitación actual, caracterizado por el cambio climático, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación de recursos, todo ello unido a enormes desigualdades.
Como espejo de nuestro presente, la obra evidencia que hemos chocado con los límites de la Tierra, que nuestra economía se desarrolla en el espejismo de que podemos transformar todo a nuestro antojo y crecer ilimitadamente. Tenemos que volver a mirar hacia el planeta del que dependemos y, como si fuéramos un río después de una gran crecida, sosegarnos, ralentizarnos y reducir.
De hecho, el decrecimiento material es ya una realidad cotidiana para muchas personas en el planeta que no pueden acceder a los recursos que permiten vidas dignas o que tienen que abandonar sus hogares por pérdida de cosechas, calor sofocante o fenómenos meteorológicos extremos.
Tenemos el gran reto de vivir bien con menos, especialmente aquellas personas que más recursos atesoramos, pero con la posibilidad de crecer en aspectos como el tiempo libre, el fomento de la vida comunitaria, los cuidados o la reconexión con la naturaleza de la que formamos parte. El fomento de una cultura de suficiencia puede y debe de ser placentera, abandonando el materialismo y el individualismo.

Desde las llanuras II
Idea 5: Vivir del Sol actual.
Georgia O’Keeffe es una de las máximas representantes de las corrientes de vanguardia en Estados Unidos. Estudió en el Art Institute of Chicago y en la Art Students League de Nueva York, pero fue gracias a la influencia de Arthur Wesley Dow que empezó a experimentar alternativas pictóricas como la pintura abstracta. A mediados de la década de 1920 era una de las artistas más célebres de su país.
Desde las llanuras II (1954) es una segunda versión de una pintura, realizada en 1919, en la que representa las llanuras áridas de Nuevo México y una ardiente puesta de sol de un rojo intenso que se suma al naranja y el amarillo limón. Representa su fascinación por este territorio dónde se instaló definitivamente y dónde su obra se impregnó de la luminosidad, indigenismo y simbolismo religioso.
Muchas culturas rinden culto al Sol, motor energético de la Tierra que, mediante la activación de la fotosíntesis, ha facilitado la explosión de la vida. Durante gran parte de la historia de la humanidad, hemos utilizado la energía del Sol, de la biomasa, como la leña, o del fluir del agua. Sin embargo, desde la Revolución Industrial el crecimiento de la economía, aunque de una forma desigual en los diversos territorios, se ha sustentado en los combustibles fósiles.
Los combustibles fósiles se formaron en las entrañas de la Tierra a partir de restos orgánicos a lo largo de millones de años. Supone el 80% de la energía primaria global y su utilización rápida y masiva es la principal causa del cambio climático, uno de los retos más urgentes a los que tenemos hacer frente. Por otro lado, tanto los combustibles fósiles como el uranio empleado en las centrales nucleares, además de muchos otros minerales, son recursos finitos y están dando síntomas de agotamiento.
La apuesta por las energías renovables es, por tanto, una necesidad, aunque ha de planificarse, reduciendo la demanda energética global, ya que este tipo de energía s (solar, eólica, hidroeléctrica…) no serán tan versátiles, están sujetas a intermitencias y para producirlas se necesitan minerales finitos cuya extracción no está exenta de impacto ecológico y social. Así, la apuesta por las renovables debe ir de la mano de criterios de reducción, descentralización, reparto y justicia energética ¡Vivamos del Sol!

Domingo después del sermón
Ideas 6: Construir equidad en común.
Romare Bearden perteneció a una familia afroamericana que se instaló en Harlem en 1914, durante la Gran Migración. Junto con otros artistas de raza negra, en 1963 creó la asociación Spiral, cuyo objetivo era reivindicar la igualdad de derechos de la población afroamericana y apoyarel movimiento encabezado por Martin Luther King a través del arte. Un año más tarde fue director artístico del Harlem Cultural Council, que ofrecía apoyo a artistas de minorías étnicas.
La obra Domingo después del sermón (1969) está hecho con recortes de periódico, revistas y algún fragmento de papel pintado. En el cuadro se puede ver una escena callejera con un grupo de personas charlando en corrillo a la salida del oficio religioso. Esta obra transmite la importancia de la comunidad y de los cuidados, tal y como se refleja en el bebé que sostiene en brazos uno de los personajes. El grupo se reúne en la calle, hecho que enfatiza la importancia del espacio público como lugar de encuentro, de ocio, de apoyo mutuo y de construcción colectiva.
En un mundo en el que la acumulación de recursos limitados y riqueza se concentra en cada vez menos personas, hemos de asegurar vidas que merezcan la pena ser vividas. Dada la situación de translimitación actual y teniendo en cuenta que solo tenemos un planeta, lo justo es repartir y asegurar la cobertura de las necesidades básicas para todas las personas.
El nivel de vida de las personas y el hecho de que existan territorios enriquecidos está sustentado en relaciones internacionales injustas, herencia del colonialismo. Además, existe también desigualdad en la responsabilidad de la crisis ecológica, puesto que el 10% de la población enriquecida es causante de dos terceras partes del calentamiento global producido desde 1990. Mientras, en la otra cara de la moneda, son las personas y territorios más empobrecidos los que más sufren sus efectos en forma de pérdida de cosechas, exposición a catástrofes e impactos en la salud.
Es necesario generar una solidaridad planetaria, la redistribución de los recursos y la justicia ambiental, condiciones indispensables para asegurar la supervivencia de la vida humana y no humana en condiciones dignas. No olvidemos que somos seres altruistas y sociales por naturaleza y de eso saben nuestras neuronas espejo, que activan nuestra empatía y el aprendizaje por imitación. Nuestra sociabilidad nos aporta bienestar.

Sol y luna. Los Aztecas
Idea 7: Aporta tu idea.
Friedrich Stowasser, un artista poco convencional nacido en Viena, conocido por el nombre artístico de Friedensreich Hundertwasser. De familia de origen judío, creció huérfano de padre en un clima de extrema pobreza y bajo la dominación nazi.
En 1952 se celebró su primera exposición individual en el Kunstverein de Viena y dos años más tarde en el Studio Paul Facchetti de París. A partir de entonces, su trabajo pudo verse en numerosas muestras. Su obra, insólita y excéntrica, se aleja de cualquier tendencia de su época, aunque está claramente influida por el decorativismo vienés ligado al Jugendstil y por la pintura de Gustav Klimt. Hundertwasser se interesó también por otras disciplicnas como la obra gráfica, el urbanismo y la arquitectura.
Sol y luna. Los aztecas (1966) es un ejemplo de su peculiar estilo pictórico abstracto y decorativo, plano, muy colorista y repleto de círculos y espirales, elementos muy característicos de su obra. Para el artista, la espiral podía ser símbolo del nacimiento, del movimiento, del comienzo o del final, aunque, al margen de cualquier significado, es un útil motivo decorativo.
La obra de Hundertwasser, llena de simbolismo y muy original, representa a la perfección la idea de cambio cultural, de ser conscientes de que no tenemos todas las respuestas, de que hay que tener en cuenta múltiples sensibilidades, reflexiones, vivencias y luchas que cada persona y colectivo puede aportar. Es importante sumar una masa crítica de gente que se se una a este cambio. Por ello os proponemos participar añadiendo una nueva idea que impulse este giro y enriquezca esta Nueva cultura de la Tierra.
Pensamos que el futuro no está escrito y que a lo largo de la historia se han dado cambios poco previstos. Tenemos que construir esperanza activa y poder imaginar escenarios realistas, deseables, alegres y centrados en el bien común y en armonía con la naturaleza que nos sustenta.
Gracias por seguir este recorrido con la Nueva cultura de la Tierra. ¿Te sumas al cambio?