Por Juan Pan-Montojo y Teresa de la Vega


Ligado a los rituales religiosos y a la vida cotidiana, privilegio de los poderosos y consuelo de desdichados, vehículo de sociabilidad y objeto de intercambio económico, estímulo de los sentidos y fuente de salud, el vino ha representado una importante fuente de inspiración artística. Sin él resulta difícil entender la historia cultural de la humanidad pues es un don de la naturaleza que habla directamente a los sentidos, a los corazones y a los recuerdos. El conocimiento de la más civilizada de las bebidas, fruto de una tradición milenaria, propicia nuevas experiencias en el encuentro con otras gentes y paisajes y, al igual que el arte, nos invita a gozar de la vida.

Conocer diferentes aspectos de la historia del vino, a la vez que disfrutamos de un itinerario particular por la colección permanente del museo, constituye el objeto de este recorrido. Los cuadros que lo componen se mueven entre 1509 y 1919, cuatro siglos en los que la vitivinicultura transitó desde lo que podríamos llamar los saberes locales y empíricos de elaboración del vino hasta la génesis de la industria vinícola actual, fundada en una viticultura y una enología científicas.

Obras del recorrido